Homenaje a la Memoria del Profesor Juan Carlos Jurún

Video Conmemorativo:

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Arias sin Juan Carlos*

Todavía estamos confundidos. Nos cuesta aceptar tu partida. Necesitamos recorrer el pueblo y constatar cómo es Arias sin encontrarte, Juan Carlos. Sabemos que estas calles no serán las mismas sin tu presencia. Cruzarte en cualquier esquina, caminando o con tu bicicleta, rodeado de niños o jóvenes en el club, en un playón o en la pileta, volver al colegio donde habitaste tantos años… nos tenías acostumbrados a eso.

Tenemos la certeza que no sólo hemos perdido a un profesor de Educación Física, un ex Director de escuela, un formador comprometido o un valioso entrenador deportivo.

Hemos perdido, además, las charlas, el pensamiento, el ejemplo, el referente.

En estos días, desde que nos dejaste, muchas palabras se han escrito sobre tu persona y tus valores, pero ninguna puede abarcarte cabalmente. Profesionalismo, respeto, compañerismo, disciplina, humildad, generosidad, don de gente. Lo que sucede es que fuiste una persona ÍNTEGRA, de esas que escasean, de esas que dejan huellas a su paso. Tu integridad quedó plasmada en la forma en que se alinearon tus creencias de vida con la capacidad de liderazgo, la palabra empeñada, las decisiones firmes y sostenidas y el corazón centrado en los demás.

Quienes formamos la comunidad del IECA sentimos un dolor indecible por tu pérdida tan temprana. Pero no dejamos de reconocer el privilegio que tuvimos de compartir tu trabajo y tu obra por más de 30 años, la mayoría de los cuales dirigiste con un compromiso encomiable los destinos de la institución. Y aunque ya te habías retirado y no eras parte de la vida cotidiana de la escuela, el IECA sigue teniendo tu impronta.

Por eso, aunque te extrañemos físicamente, nunca vas a irte. Dejaste un legado intangible en tus ex alumnos, compañeros de trabajo y en la comunidad toda, tan valioso, tan inmenso que nos acompañará hasta el infinito.

Que Dios bendiga tu descanso y nos ayude a caminar sin tu acompañamiento.

Un GRACIAS enorme, que debe llegar al cielo, porque nos diste lo mejor de tu vida.

*Inspirado en la despedida de Adolfo Bioy Casares a su amigo, Jorge Luis Borges.